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Adicción al juego en adolescentes y jóvenes


2 / MAY / 2018

La adicción al juego on-line y en casas de apuestas está provocando un incremento de tratamientos entre los más jóvenes, empeñando a sus familias con deudas en ocasiones inasumibles. Según algunos estudios, es ya una de las causas del fracaso escolar.

La afición a las apuestas deportivas puede empezar como un juego. Muchos chavales comienzan apostando cantidades mínimas, por ejemplo,en un partido de fútbol y acaban “enganchados”.

Los impactos que reciben son muchísimos y es muy fácil "engancharse". Además, los adolescentes adictos al juego on-line suelen presentar otras adicciones, como el alcohol y el cannabis.

En muchas páginas webs aparece publicidad llamativa y si entras, recibidas un bombardeo continuo de invitaciones al juego. De hecho, hay páginas webs donde niños de cualquier edad pueden comenzar jugando gratis y continuar con una cantidad mínima.

En la televisión estamos acostumbrados al bombardeo continuo de publicidad, donde figuras del deporte nos motivan al juego.

En España se han legalizado cuarenta páginas webs y hay muchos salones de juego sin controles de acceso a menores. Basta dar un paseo por las calles de nuestra ciudad y comprobar la proliferación de casas de juego.

Cualquier niño puede entrar a jugar en internet con la tarjeta de crédito de su madre o padre.

Las familias viven con prisas, ya no comen con sus hijos, no hay intimidad ni se habla con ellos…. cuando la prevención debería nacer en las familias. En este sentido, hay que insistir en la falta de percepción del riesgo de los jóvenes y la necesidad de información, protección y supervisión por parte de los padres. De ahí, la necesidad de que estos estén convenientemente informados.

Cuando detectemos el problema debemos saber que es difícil que una persona con adicción al juego resuelva sin recibir ayuda profesional. Además, la adicción es una consecuencia asociada a otras dificultades de la persona. La familia debe entender que la persona adicta no juega libremente.

Un tratamiento adecuado requiere de profesionales con una alta especialización, que cuenten con un programa específico y personalizado, donde la familia juegue un papel relevante.