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Otros Tratamientos

Muchas veces optamos por contar nuestros problemas a familiares y amigos que, a pesar de su buena voluntad, no disponen de la preparación, ni experiencia necesaria, para poder ayudarnos.

Valorando la singularidad de cada persona y situación, te ofrezco ayuda psicológica en las diferentes situaciones de crisis con las que la vida nos confronta. También, en momentos en los cuales, sin entender por qué, la ansiedad o una tristeza persistente e intensa nos invade.

También, en colaboración contigo, podemos abordar otros malestares que se pueden dar de modo persistente y/o con intensidad, solos o combinados, como el estrés, los miedos, los complejos, la vergüenza, la inseguridad, el sentimiento de abandono, la falta de autoestima, la sensación de vacío, extrañeza, la pérdida de sentido, sentirse sin energía, sin objetivos, con desinterés, hastío o con temor excesivo a la soledad o sentirse en demasía o por todo culpable.

O, tal vez, algún profesional de la salud te haya diagnosticado alguna de las siguientes problemáticas:

Depresión, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de ansiedad generalizada, de pánico, agorafobia, fobias, estrés postraumático, trastornos del sueño, trastornos de la personalidad, esquizofrenia, trastorno bipolar, fibromialgia, colon irritable, anorexia o bulimia.

De igual modo, en colaboración contigo, siendo tú el/la protagonista de tu proceso te ofrezco mi larga experiencia para su tratamiento.

Cuando la relación empieza a deteriorarse y se piensa seriamente que no se aguanta más y no se ve salida, es el momento de plantearse la posibilidad de que alguien ajeno y profesional pueda echar una mano.

Los problemas más frecuentes se dan en la comunicación. Discusiones inútiles y destructivas o no se habla. La vida laboral frenética en la que estamos inmersos no facilita. También la no aceptación de las peculiaridades del otro es fuente de conflicto. La aceptación del otro nos puede conducir a una mayor felicidad, atendiendo a la totalidad de su persona y no solo a lo que nos desagrada.

A la hora de acudir a la terapia, lo hacen más fácilmente las mujeres, conectan con mayor facilidad con sus sentimientos y emociones y están más dispuestas a pedir ayuda. Aun así, una vez iniciada la terapia, superadas las primeras barreras, el hombre muestra tanto interés como la mujer, la dependencia emocional del hombre hacia su pareja suele ser mucho más grande que la de la mujer.

Cuando pensamos en alguien haciendo terapia, solemos imaginar una sesión individual en que una persona interactúa con el psicólogo. Puede que también concibamos la posibilidad de una sesión en grupo, con personas diferentes con un mismo tipo de problema.

Pero existe también un tipo de terapia que se aplica sobre un grupo familiar, la llamada terapia familiar, en la que se tratan aspectos conflictivos entre miembros de una misma familia.

El objetivo es fortalecer y dotar de recursos a la familia para que pueda actuar de manera colaborativa y gracias a ello resolver disputas y conflictos que puedan tener entre ellos o bien debidos a problemas propios de un único individuo.

Importante es restablecer el equilibrio familiar, no buscar culpables, los integrantes se influyen unos a otros, por lo que todos pueden contribuir a la solución.

¿Cuándo consultar a un psicólogo? Claves para tomar la decisión a tiempo

¿Estás experimentando una sensación prolongada de desesperanza, tristeza y agobio, y tus problemas no parecen mejorar a pesar de tus esfuerzos y ayuda de las personas más cercanas?

¿Te preocupas excesivamente, esperas el peor desenlace de las situaciones y estás continuamente con la sensación de estar al límite?

¿Tienes problemas para relacionarte y comunicarte adecuadamente con tu familia y/o pareja, o malestar en dichas relaciones?

¿Te resulta difícil sobrellevar las actividades diarias: no puedes concentrarte en tus tareas laborales o académicas y en consecuencias tu rendimiento se ha visto afectado?

¿Tu comportamiento resulta dañino para ti o los demás? Ejemplos: bebes demasiado alcohol, abusas de otras sustancias, del juego, internet, móviles, videojuegos, redes sociales, te aíslas, tienes comportamientos agresivos hacia los demás, etc.

Esperar demasiado para solicitar asistencia psicológica puede agravar una situación que de haber sido atendida en su momento se habría resuelto con menor dificultad.

A lo largo de nuestra vida todos pasamos por crisis vitales que nos desestructuran transitoriamente y nos vuelven más vulnerables psicológicamente. Sin embargo muchas veces nos demoramos en pedir ayuda.

Por desconocimiento y prejuicios relacionados con la Psicología, muchas personas aún lo asocian con el padecimiento de graves enfermedades mentales o con una falta de fortaleza para manejar los propios problemas. Esto constituye, simplemente, uno de los tantos mitos asociados a esta profesión.

Consultar a un psicólogo no implica necesariamente iniciar una psicoterapia. Dependiendo de la temática y gravedad, el psicólogo evaluará de las herramientas más adecuadas a la particularidad del caso. Algunas veces las personas no han podido resolver ciertas dificultades simplemente por una cuestión de desconocimiento y unas sesiones de orientación y psicoeducación pueden ser suficientes. Otras veces, las dificultades son mayores y se requiere un tratamiento más prolongado y un esfuerzo colaborativo mayor entre paciente y terapeuta.